jueves, 19 de julio de 2012

La primera vértebra cervical

¿Sabía usted que la primera vértebra cervical llamada Atlas está desencajada, luxada, en prácticamente todos los seres humanos y causa un sinfín de molestias, males y enfermedades físicas y psíquicas que pueden eliminarse definitivamente?
René-Claudius Schümperli, un suizo afectado gravemente por la luxación del Atlas, desarrolló entre 1993 y 1996 un método revolucionario que devuelve el Atlas a su posición correcta.
El modelo inferior ilustra un Atlas desencajado (luxado).
El Atlas desencajado (luxado), dependiendo de su ángulo de rotación, provoca un estrechamiento del volumen del agujero del cráneo y del canal vertebral
A consecuencia de ello, la médula espinal así como una parte de los nervios craneales y de las terminaciones nerviosas se ven muy comprimidos e incluso pinzados de manera permanente. A su vez, y siempre a causa del Atlas desplazado, las arterias vertebrales, otros vasos, la carótida y los vasos linfáticos sufren una fuerte y permanente presión.
El atlas desplazado es la causa principal de disfunciones de naturaleza psíquica y física, dolores, invalidez, enfermedad y degeneración.
SUSPENSIÓN - BALANCE - GUÍ
Todo reposa sobre el atlas !
La presión permanente sobre la médula espinal, los nervios craneales, las arterias, etc. causa graves disfunciones de naturaleza física y psíquica así como dolores y enfermedades. Puesto que el Atlas no es sólo el soporte de la cabeza, sino también y sobretodo el responsable del EQUILIBRIO, la SUSPENSIÓN y la GUÍA de la columna vertebral y del esqueleto humano, un Atlas luxado provoca también graves distorsiones en la postura y el buen enderezamiento del cuerpo.

A consecuencia de ello se derivan diferentes males y enfermedades sintomáticas: dolor de nuca, tortícolis, dolor de espalda, lumbago, ciática, hernia discal, escoliosis, nervios espinales pinzados, rotación de la pelvis, dolores en caderas, rodillas, problemas de menisco entre otros, longitud diferente de las piernas, etc.
La rotación de la pelvis es un ejemplo de las distorsiones y del cambio de la postura natural y del buen enderezamiento del cuerpo provocados por el Atlas desencajado.

domingo, 26 de febrero de 2012

LA MUERTE ESPERA MIENTRAS EL CÁNCER NOS DEVORA


Publicado el  por nmurcia

Les recomiendo encarecidamente la lectura del último pulitzerEl emperador de todos los malesde Siddhartha Mukherjee, una biografía científica y humana de esta enfermedad totem que representa mejor que ninguna la lucha de la medicina contra la enfermedad. El autor relata magnificamente como de ser poco menos que innombrable y mancilladora pasó a ser, gracias a depuradas técnicas de marketing social y lobbismo político, la enfermedad con más recursos dedicados a investigación de la historia de la medicina y la que con más eficacia ha movilizado la solidaridad ciudadana o los medios de comunicación.
Siempre ha sido una enfermedad prioritaria para la industria farmacéutica pero es en los últimos años, debido a la revolución biotecnológica, cuando este interés se ha visto acompañado de una explosión de nuevos medicamentos, algunos de ellos, como el imatinib para la leucemia mieloide crónica, con resultados realmente espectaculares.
Estos nuevos medicamentos antineoplásicos biotecnológicos son los principales causantes de la imparable escalada del gasto en farmacia hospitalaria que, según los últimos datos, puede ya haber superado el 10% de toda la inversión pública en sanidad, tras haberse doblado en la última década y ser, de manera destacada, el concepto más inflacionista de todas las partidas de gasto.
Esta semana el estupendo bit navarro publica un extenso y documentado artículo titulado Medicamentos biotecnológicos y cáncer: no es oro todo lo que reluce“.
En el trabajo se denuncia como en la última década se está acelerando la aprobación de nuevos medicamentos anti-neoplásicos por las agencias reguladoras, basándose en estudios incompletos y variables intermedias débiles lo que supone, en la práctica, la introducción de unas moléculas escasamente testadas, escasamente útiles en términos de supervivencia total o beneficio relevante para el paciente, muy tóxicas y, por supuesto, enormemente costosas.
En este asunto se alían de manera perfecta los intereses económicos de las farmacéuticas, con la presión de los ciudadanos, la atención prioritaria de los medios de comunicación, siempre atentos a cualquier mínimo avance, y el interés de los oncólogos por ofrecer cualquier tratamiento que pueda suponer una mínima ventaja para el paciente con diagnóstico infausto (regla del rescate). A ninguna otra especialidad médica le rechinan más los argumentos acerca de la eficiencia de las terapias que a los oncólogos. Probablemente en ninguna otra área médica los enfermos aceptan someterse a terapias con tan poca evidencia de efectividad y seguridad, siempre en nombre de la “heroica lucha por la vida”.
No hay mejor metáfora que la “lucha contra el cáncer” para explicar la irracionalidad actual en los fines de la medicina. Una irracionalidad que nos está saliendo sumamente cara pero de la que es difícil hablar. Por eso hay que aplaudir el monográfico del boletín farmacoterapéutico navarro que concluye:
Podríamos debatir sobre si un medicamento que prolonga la vida de un paciente durante uno o dos meses adicionales debe ser aprobado o financiado públicamente. Pero todavía es más desconcertante el comprobar que muchos medicamentos que no mejoran la supervivencia total reciben la aprobación de las agencias reguladoras y nos cuestan una auténtica fortuna a los sistemas públicos de salud y a los pacientes particulares…. Es cierto que el paciente oncológico es especial, que normalmente siente que su vida está amenazada y que existe una sensibilidad especial en nuestra sociedad hacia el mundo de la oncología. Sin embargo, no debemos perder el sentido común y el rigor científico… Quizás haya llegado el momento de exigir más rigor en la aprobación y utilización de los medicamentos oncológicos. Además, tarde o temprano, tendrá que abordarse la cuestión de hasta dónde podemos o queremos financiar, con cargo a fondos públicos, los medicamentos oncológicos que no aportan ventajas claras en términos de supervivencia, tal como sucede en otros sistemas como el NHS británico
Hace unos meses en el NEJM aparecía un artículo, también valiente, firmado por dos oncólogos tituladoBending the Cost Curve in Cancer Careen el que los autores señalaban la importancia de que sus compañeros fueran capaces de modular sus decisiones en relación con el tratamiento de enfermos con cáncer considerando a la vez calidad, expectativas de vida y costes.
Sugerían cinco cambios en la toma de decisiones de los oncólogos: (1) limitar la utilización de las técnicas de imagen y marcadores oncológicos a aquellas situaciones en las que se hayan demostrado beneficios; (2) limitar los tratamientos combinados en los cánceres metastásicos sustituyéndolos por la monoterapia secuencial; (3) limitar la quimioterapia a pacientes con buenas perspectivas de éxito; (4) reemplazar el uso rutinario de factores estimulantes de colonias por la reducción de dosis de los tratamientos quimioterapéuticos en pacientes con cánceres metastásicos; (5) para pacientes que no hayan respondido a tres regímenes consecutivos, limitar posteriores intentos terapéuticos a ensayos clínicos
También demandaban cuatro cambios de actitud en sus compañeros: (1) los oncólogos deben reconocer que es necesario tener en cuenta el costo a la hora de decidir qué hacer; (2) oncólogos y pacientes deben modular sus expectativas de éxito de una manera más realista; (3) se deben integrar mejor los cuidados paliativos en los cuidados oncológicos; (4) se debe priorizar el análisis del costo beneficio de las terapias y aceptar algunas limitaciones en su uso
La metáfora del cáncer explica lo que pasa con esta medicina postmoderna tecnocientífica centrada en los medios y que ha olvidado sus fines.
La muerte nos espera a todos pero mientras el cáncer nos devora.
Abel Novoa